China y Estados Unidos: Razones y realidades de una relación compleja


Por Romer Cornejo (*)

Desde la fundación de la República Popular China en 1949, sus relaciones con Estados Unidos estuvieron enmarcadas por la tensión de la guerra fría y se vieron particularmente deterioradas por la confrontación durante la guerra de Corea y por el apoyo de Estados Unidos al Partido Nacionalista, Guomindang, que se refugió después de la derrota en la isla de Taiwan, desde donde estableció el único gobierno chino reconocido por la Organización de Naciones Unidas y por la mayoría de los países del mundo.

Si bien desde agosto de 1955 comenzaron conversaciones a nivel de embajadores, el inicio del acercamiento entre los gobiernos de ambos países se dio a principios de la década de 1970 junto con el re ingreso de Beijing a la ONU y la salida de Taiwan. Para ese momento China, ya sin la ayuda soviética que fue suspendida en 1960 y en franca confrontación política con ese país, había probado su primera bomba atómica en 1964, había detonado otras dos bombas nucleares, lanzado su primer proyectil teledirigido con un arma nuclear en 1966 y había hecho estallar su primera bomba de hidrógeno en 1967. El Comunicado de Shanghai de febrero de 1972 firmado durante el viaje del presidente Richard Nixon a Beijing significó un paso importante en el acercamiento de ambos países pero no disolvió del todo la tensión política y la desconfianza mutua. La presión de intereses económicos en Washington que se inició con el establecimiento del Consejo de Negocios Estados Unidos-China en Beijing en 1973, estuvo respaldada por la posición de lograr comprometer a China a través del intercambio comercial y de acuerdos diplomáticos enmarcados en las instituciones de la ONU.

Los cambios políticos producidos en China después de la muerte de Mao Zedong y la caída de los líderes radicales de la revolución cultural en 1976, trajo al poder a un grupo de líderes que consideraron la urgencia de la reactivación del crecimiento económico del país y del control del crecimiento de la población, de esa manera se inició un amplio proceso de reformas económicas a fines de 1978, que contemplaba el uso de la inversión extranjera, el énfasis en la exportación de manufacturas y la sustitución de las organizaciones colectivas por la responsabilidad familiar en el campo. Paralelamente se inició la apertura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos y el 16 de diciembre de 1978 ambos países firmaron un comunicado conjunto sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas a partir del 1 de enero de 1979, en el cual Estados Unidos reiteraba el reconocimiento del principio de una sola China, de la cual es parte Taiwan, lo que ya que había aceptado en el comunicado de 1972. A fines de ese mes, el vice primer ministro Deng Xiaoping, el hombre fuerte de China en ese entonces y artífice de las reformas, realizó la primera visita oficial de ese nivel a Estados Unidos.

Desde ese momento las relaciones diplomáticas y económicas comenzaron a afianzarse con contactos militares e inversiones de empresas estadounidenses, quedando como un elemento permanente de fricción las relaciones de Estados Unidos con Taipei que se reformularon a través de la Ley de Relaciones con Taiwan, aprobada por el congreso estadounidense el 10 de abril de 1979, la cual China considera una intromisión en sus asuntos internos. Diez años después, la represión al movimiento ciudadano de Tiananmen en Beijing, provocó la imposición de sanciones económicas y la suspensión de intercambios de alto nivel y venta de equipos militares por parte de estados Unidos a China. La percepción en Washington era que la represión política significaría también un retroceso en la apertura económica, de ahí que las relaciones bilaterales fueran prácticamente congeladas. Durante un viaje de Deng Xiaoping a principios de 1992 al sur del país, zona líder de la apertura económica, emitió importantes mensajes garantizando la continuidad de la apertura económica y la seguridad del capital, este hito marcó la revitalización de las inversiones extranjeras y las relaciones fueron distendiéndose en otros ámbitos. Desde ese momento, la prioridad diplomática-comercial de China comenzó a ser el apoyo de Washington para su reingreso al GATT y luego a la OMC. El primer encuentro de alto nivel se produjo a fines de noviembre de 1993 durante la visita del presidente Jiang Zemin a Seattle, para una reunión de APEC, donde se entrevistó de manera informal con el presidente William Clinton, lo que marcó un cambio en las relaciones bilaterales. Entre octubre y noviembre de 1997 el presidente Jiang Zemin realizó su primera visita de estado al país norteamericano, el presidente Clinton correspondió con una visita a Beijing en julio del año siguiente. Políticamente la visita fue aprovechada por China como una legitimación de su política de apertura. Para ese año Estados Unidos ya era el tercer socio comercial de China, y éste el cuarto socio comercial del país americano, y la integración de China al mercado mundial ya era un hecho irreversible.

Las relaciones sufrieron un fuerte deterioro debido al bombardeo de la embajada de Beijing en Belgrado en mayo de 1999, con la muerte de 3 ciudadanos chinos, por parte del ejército de Estados Unidos al mando de la OTAN, el cual alegó una confusión de objetivo, mientras China lo tomó como una provocación. No obstante, dada la intrincada relación económica, en mayo del año siguiente el congreso de Estados Unidos concedió a China el estatus permanente de relaciones comerciales normales. Poco después, la visita del secretario de defensa William Cohen, en julio, marcó el reinicio de las relaciones militares. Cohen sostuvo reuniones con Jiang Zemin y Chi Haotian quienes le expresaron su preocupación por los planes defensivos de Estados Unidos y la inclusión en ellos de Taiwan, Cohen reiteró la posición oficial de su gobierno de la búsqueda de un entendimiento pacífico entre las partes. Sin embargo, las diferencias permanecen en la medida de que China es particularmente sensible a la inclusión de Taiwan en el sistema de defensa norteamericano. Finalmente, el 15 de noviembre de 1999, a pesar de las complicadas relaciones diplomáticas, China y Estados Unidos firmaron el acuerdo correspondiente para el ingreso del primero a la OMC. Probablemente ese fue uno de los pasos más importantes en la relación bilateral desde la apertura de relaciones diplomáticas y marca el inicio de la actual relación de interdependencia entre ambos países.

No obstante, las relaciones diplomáticas se vieron empañadas por las acusaciones de Washington a Beijing en relación con espionaje científico y militar. Asimismo, el 1 de abril de 2001 un avión espía de Estados Unidos chocó con un avión de la fuerza aérea china en el mar territorial de este país, lo que causó un serio incidente diplomático. Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos dieron pie para un nuevo acercamiento, en el cual China ha apoyado la guerra contra el terrorismo y Estados Unidos ha incluido entre su lista de organizaciones terroristas un grupo de la minoría uigur de China. Paralelamente, China logró finalmente su ingreso a la OMC y el 27 de diciembre del mismo año el presidente George Bush decidió concederle a ese país el estatus de socio comercial de manera permanente, lo que anteriormente discutía el congreso cada año con el nombre de “tratamiento de nación más favorecida”.

En términos políticos, China ha hecho un cambio drástico en los últimos años en su acercamiento con Estados Unidos, el cual se ha expresado en su bajo perfil en relación con la intervención de ese país en Irak. No obstante, a mediados de 2003, la prensa china publicó un análisis en el que se acentúa que la guerra de Irak está basada en una teoría de la guerra preventiva muy agresiva, que la guerra no sólo tiene el propósito de neutralizar una amenaza para Estados Unidos sino el control de los recursos energéticos y que ha servido para probar armas sofisticadas. Esta posición forma parte del juego político de China que, mientras mantiene coincidencia de intereses con Estados Unidos, afirma su posición independiente que la acerca en un momento dado a los contendientes de la potencia. Por otra parte no hay que perder de vista que los intereses de China en el petróleo de Medio Oriente ya son muy fuertes por la creciente dependencia del país del combustible importado. Sus importaciones de petróleo son más de 30 por ciento de su consumo y esta proporción tiende a aumentar.

Una parte del juego político de China tiene que ver con sus capacidades en tecnología nuclear y la posibilidad de vender tecnología relacionada. El 22 de mayo de 2003 Estados Unidos acusó a China de incumplimiento del acuerdo sobre proliferación de armas nucleares e impuso sanciones a Norinco, uno de los más grandes conglomerados estatales chinos, por abastecer de tecnología para la construcción de misiles a Irán, país con el que China tiene una estrecha relación y es uno de sus abastecedores de petróleo.

Así mismo, la creciente expansión de la presencia comercial y política de China en el mundo desde su ingreso a la OMC en 2001, paralela a la concentración de la atención del gobierno de Estados Unidos en Irak y la lucha contra el terrorismo, ha provocado el recelo en algunos sectores políticos de ese país por la influencia creciente de Beijing en el sudeste de Asia, África y América Latina. Durante el viaje del presidente Hu Jintao a Estados Unidos en abril de 2006, la Casa Blanca tuvo la oportunidad de expresar su falta de aceptación de China con todos sus derechos en la comunidad internacional. El presidente chino no fue recibido con el protocolo con el que se suelen recibir los jefes de estado de países importantes para el gobierno. No se le ofreció cena de estado en la Casa Blanca, y la diplomacia china tuvo que conformarse con otros símbolos como los 21 cañonazos y la declaración por parte del presidente G. Bush de que no apoya la independencia de Taiwán. Sin embargo, un sector del empresariado estadounidense mostró su complacencia con la visita y las elevadas adquisiciones a Boeing y otras empresas por parte del gobierno chino. Bill Gates le ofreció a Hu Jintao una cena de gala en su casa de Seattle y el Consejo de Negocios Estados Unidos China le ofreció una cena de gala en Washington, donde Kissinger dijo en su discurso que la relación con China era la mas importante para Estados Unidos. Estos símbolos expresan el carácter paradójico de la relación actual, de fuerte interdependencia económica y recelo político.

Las relaciones entre ambos países no pueden desvincularse de las percepciones mutuas y de la opinión pública, la cual en el caso de Estados Unidos se exacerba en momentos electorales o de crisis. El marco general de la percepción en Estados Unidos y de la opinión pública es el elevado déficit comercial de ese país con China, que llegó a 256 mil millones de dólares a fines de 2007, y vinculado a ello la pérdida de 3 millones de empleos en Estados Unidos desde 2001. De esta manera se ha fortalecido en los años recientes la visión de China como amenaza y se le acusa de prácticas comerciales desleales, de violación a los derechos de propiedad, de contaminación de sus productos, de manipulación del valor de su moneda, de proteccionismo, etc.. A ello se le suma la permanente acusación sobre violación de derechos humanos, que tuvo un momento álgido durante la primavera de 2008 cuando las manifestaciones en Tibet provocaron la represión del gobierno y en contraparte el boicot al recorrido de la antorcha olímpica. El subsecuente terremoto en la provincia de Sichuan y la rápida y eficaz intervención del gobierno provocó un cambio en la volátil opinión pública de Estados Unidos.

Por su parte, los intereses económicos de Estados Unidos en China han presionado por una posición de entendimiento. Desde su nombramiento como Secretario del Tesoro en julio de 2006, Henry Paulson, quien provenía de la presidencia de Goldman Sachs, ha insistido en la importancia del diálogo permanente. Fue él precisamente quien impulsó la institución del llamado Diálogo Económico Estratégico, entre representantes de los poderes ejecutivos de ambos países. Precisamente la cuarta reunión de este mecanismo el 17 y 18 de junio de 2008 en Maryland, fue una oportunidad importante donde se expresaron las aspiraciones y críticas de cada país sobre el otro y se reveló la naturaleza de esta relación, sin precedentes para Estados Unidos. Al final de las conversaciones Paulson y el viceministro Wang Qishan, firmaron un acuerdo de diez años sobre energía y protección ambiental, que reafirmaron las conclusiones de la reunión anterior de diciembre de 2007, y que incluye eficiencia en la generación de energía, eficiencia energética en el transporte, reducción de la emisión de gases que producen el efecto invernadero, tratamiento de aguas contaminadas y conservación de bosques y aguas.

La naturaleza inédita de esta relación está dada por varias características de China, que resultan difícil de manejar para la potencia americana. Beijing afirma que continuará con su proceso de apertura económica y con el cumplimiento a su propio paso de sus compromisos en ese sentido. La elite gobernante de China, acepta como problemas todas las acusaciones de Washington, pero con la siguiente actitud, expresada en las declaraciones del viceministro Wang Qishan en varias ocasiones durante la mencionada visita a Estados Unidos: “Toma tiempo resolver algunos problemas”…”Tenemos que considerar la realidad de China, su nivel de desarrollo y su capacidad para llevar a cabo algunos cambios”…”Hemos hecho en 30 años lo que a Estados Unidos le llevó cien años hacer”.

Los gobernantes chinos tienen conciencia de la importancia económica de su país y la usan. La delegación china aprovechó la citada reunión para firmar 30 acuerdos comerciales por un valor de 13,6 mil millones de dólares, con compañías tan importantes como Oracle, Ford Motors y otras. Y no dejaron de mencionar que tienen más de la mitad de sus reservas internacionales en dólares.

Así mismo la prensa china publicó una amplia defensa del país ante las acusaciones sobre proteccionismo en el sector financiero, elevado consumo de energéticos y pérdida de empleos en Estados Unidos, en la cual puso gran acento en las medidas proteccionistas en la economía de Estados Unidos, en su consumo de petróleo que es 14 veces el de China, en el mal manejo de la crisis del sector hipotecario, en los subsidios, en la manipulación del valor del dólar y su influencia en el aumento de los precios de bienes primarios, en las ganancias de las empresas estadounidenses en China, en la inversión en bonos del tesoro de alrededor de la mitad de sus 1.76 mil millones de reservas internacionales, así como en su propio cumplimiento de sus compromisos como la re valuación del yuan en 20% desde julio de 2005 a la fecha, control de calidad, etc. Es notable que apenas terminada la reunión Beijing anunció un aumento de 18 por ciento de los combustibles en el país.

Ciertamente la próxima administración de Washington se enfrentarña con el reto de relacionarse con un país gobernado por un partido comunista, lo que en su percepción es casi inaceptable, que con sus propias reglas del juego ha logrado hacer de la economía de ambos países fuertemente interdependiente y que además está administrado por una elite altamente nacionalista y con una impecable formación política y diplomática. En el mencionado viaje, Wang Qishen respondió en tono irónico a la actitud de la opinión pública de acusar a China de muchos problemas del mundo: “Algunas personas dicen que China e India están empezando a comer demasiada carne y están agotando el abastecimiento. Pero India no come mucha carne, por lo tanto toda se la debe comer China. ¿Eso significa que los chinos y los indios están condenados a comer sólo arroz y vegetales? Aquí hay algo que resulta contradictorio.”

(*) El Colegio de México

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